Recorriendo la carretera nacional que desde Novara lleva a Mortara, en la baja Lomellina, sobresale el castillo en el centro del pueblo de Nibbiola, al lado de la iglesia. Entrando en el pueblo, aparece enseguida esta poderosa construcción, que se extiende sobre una pequeña colina, rodeada por una próspera vegetación. Interamente construída con ladrillos, la Fortaleza remonta aproximadamente al siglo XV. La parte que mejor ha conservado sus antiguas características es la de poniente, que hoy todavía muestra sus torres de esquina (modificadas en el almenaje) y la torre central, puesta a defensa de la entrada. Las dos torres colocadas a levante, más esbeltas y finas, han conservado la estructura originaria, sobre todo la que está a sureste, que conserva parte de decoración a dientes de sierra. Sin embargo, hoy queda muy poco de las aberturas originales de las torres, habiendo sido sustituídas en la mayoría por ventanas que remontan al siglo XVIII. Hoy Todavía es visible, en la parte frontal de poniente, el fosado con el original estribo. De particular valor es el puente levadizo, con sus bolsones de madera, las cadenas, las bisagras de hierro y las repisas de piedra en las que se apoyaban. Un elegante balcón de hierro forjado se encuentra justo encima del puente levadizo. Dentro del castillo se halla un oratorio privado, dedicado a San Francisco de Paola (no es visitable). Un pequeño patio con pórtico soportado por dos columnas de granito es visible en la parte este, donde también se extiende un amplio jardín rico de azaleas y rododendros. La construcción sufrió una radical transformación durante el siglo XVII y desde aquel momento ha sido convertida en residencia privada.