En el centro del poblado, a lo largo de la carretera nacional que de Novara lleva a Mortara, en la baja Lomellina, surge el dieciochesco Palacio Longoni, encargado como residencia privada por el homónimo latifundista de Borgolavezzaro. En ocasión de la primera guerra de indipendencia, en 1849, el edificio acogió el cuartel general del mariscal Radetzky. Después de alternas vicisitudes, en 1873, la Administración municipal adquirió el inmueble por 19.000 liras y de aquel momento se convirtió en sede de las escuelas primarias del pueblo. El edificio presenta un cuerpo muy alargado, dispuesto en dos pisos, con dos salientes dirigidos a sur. A lo largo de la fazada meridional, que antaño se asomaba directamente al jardín, en la planta baja se desarrolla un pórtico, con arcos escarzanos, en uso en época barroca, soportado por grandes pilares a los que apoya una pilastra que se prolonga por toda la altura del edificio. La arcada central tiene dimensiones mayores respecto a las demás y la correspondiente ventana del primer piso tiene un elegante balcón con barandilla de hierro forjado, enriquecido con típicas decoraciones barrocas con hojas y racimos vegetales. En esta parte el edificio se eleva de un piso más del tejado, tanto que forma una pequeña torre. En el interior, los locales de la planta baja tienen generalmente coberturas de bóveda, mientras los de los pisos superiores son cubiertos por cielorrasos lignarios. Nobles son la gran escalera de honor, única quedada de las tres originarias, el salón de representancia, en el primer piso, más las casas de labor recientemente restauradas, que acogen a muestras de arte.