El oratorio campestre, dedicado a Santa María de los Campos se halla fuera del pueblo a lo largo de la carretera que lleva a Vicolungo. La construcción originaria probablemente remontaba al siglo XII y surgía cerca de una aldea que fue abandonada por los habitantes que trasladaron al burgo fortificado que ofrecía mayor seguridad. Estas vicisitudes conllevaron la consiguiente decadencia del edificio religioso hasta cuando, en 1493, Bartolomeo de Lunseratio lo hizo restaurar en las formas actuales como lugar de culto votivo. Contiene un ciclo de frescos del siglo XVI atribuidos a Bartulonus de Novara. En la pared sur son representadas escenas de la Pasión de Cristo, mientras que en la pared norte son visibles figuras de Santos y Eva que mama. En la pared opuesta a la fachada se puede notar San Roco con la Virgen de la leche, encargado per cierto Antonius de Barberis al taller de los Cagnola. Original la cúpula con forma de turbante domina el pequeño campanario.